
Del amor se han dicho muchas cosas, es usado de muchas maneras para muchos fines, a veces es exclamado por simples cursilerías y a veces solo por protocolos hipócritas.
Para no entrar en ese debate incierto no hablemos de amor, más bien de amores porque es algo que sentimos todos, eso es lo único que tenemos de cierto. Amores hay muchos, no hay mentira en eso, amamos todo lo que nos rodea amamos con una caricia, un abrazo, un beso. Sentimos un cosquilleo, un vacio, un embeleco sentimos un frio que nos cala cada hueso sentimos un apego, un cariño, sentimos eso: Un latir que retumba en nuestra mente con un eco. Amamos desde la envoltura de un dulce, a una princesa hermosa, a un caballero andante, la verdad amamos a quien en nuestra vida se cruce, y deje en nosotros una huella impactante, o lo que para nosotros sea importante. También amamos el café de las mañanas, o el grano del que este amado sale, amamos una nota, una canción, un libro; amamos lo que sea que tenga una trascendencia, si, lo que en nosotros tenga trascendencia, amamos lo que para nosotros si vale. Pero así como amamos, como de amor hablamos, hablemos del otro sentimiento incandescente, si, ese otro sentimiento desalmado que vuelve a nuestro corazón un indecente. Porque del amor al odio hay solo un pasó. Una delgada línea entre ambos que solo necesita una pequeña gota para gestar la tormenta que rebosa el vaso. El amor es un perchero, en el colgamos nuestros cariños nuestros anhelos y deseos, nuestra necesidad y nuestras pasiones, lo que nos hace sentirnos como niños; Pero como nos ha quedado claro hay una delgada línea entre el amor y el odio ambos del uno al otro fiel compañero y aunque quizás no sea muy obvio, el detalle esta en los detalles. Cada detalle por pequeño que sea suma un poco de amor, suma un poco de odio, depende de la perspectiva, depende de lo que se haga, pero son algo que con detalles se cultiva, los detalles son el sol, la lluvia, son el alimento, son el aliento, son por lo que esa flor germina, y como consejo u opinión lean bien lo que aquí se dice: Si se descuidan los detalles,
Para no entrar en ese debate incierto no hablemos de amor, más bien de amores porque es algo que sentimos todos, eso es lo único que tenemos de cierto. Amores hay muchos, no hay mentira en eso, amamos todo lo que nos rodea amamos con una caricia, un abrazo, un beso. Sentimos un cosquilleo, un vacio, un embeleco sentimos un frio que nos cala cada hueso sentimos un apego, un cariño, sentimos eso: Un latir que retumba en nuestra mente con un eco. Amamos desde la envoltura de un dulce, a una princesa hermosa, a un caballero andante, la verdad amamos a quien en nuestra vida se cruce, y deje en nosotros una huella impactante, o lo que para nosotros sea importante. También amamos el café de las mañanas, o el grano del que este amado sale, amamos una nota, una canción, un libro; amamos lo que sea que tenga una trascendencia, si, lo que en nosotros tenga trascendencia, amamos lo que para nosotros si vale. Pero así como amamos, como de amor hablamos, hablemos del otro sentimiento incandescente, si, ese otro sentimiento desalmado que vuelve a nuestro corazón un indecente. Porque del amor al odio hay solo un pasó. Una delgada línea entre ambos que solo necesita una pequeña gota para gestar la tormenta que rebosa el vaso. El amor es un perchero, en el colgamos nuestros cariños nuestros anhelos y deseos, nuestra necesidad y nuestras pasiones, lo que nos hace sentirnos como niños; Pero como nos ha quedado claro hay una delgada línea entre el amor y el odio ambos del uno al otro fiel compañero y aunque quizás no sea muy obvio, el detalle esta en los detalles. Cada detalle por pequeño que sea suma un poco de amor, suma un poco de odio, depende de la perspectiva, depende de lo que se haga, pero son algo que con detalles se cultiva, los detalles son el sol, la lluvia, son el alimento, son el aliento, son por lo que esa flor germina, y como consejo u opinión lean bien lo que aquí se dice: Si se descuidan los detalles,
la flor que por amor nace por odio marchita termina.
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